Pequeño y adorable, el Galgo Italiano es una raza de cuidados simples y gratificante compañía, que también necesita algunas atenciones especiales debido a su talla y constitución.

El Piccolo es una mascota con quien tendremos largas horas de alegría por unos cuantos minutos de aseo; un baño y un corte de uñas al mes es suficiente para mantenerlo limpio, haciendo que el cepillado del manto sea una necesidad poco frecuente. Como se trata de una raza miniatura, es propenso a la formación de sarro, por lo que será necesario cepillar sus dientes por lo menos una o dos veces a la semana utilizando pasta de dientes especial y específica para perros, nunca para humanos.

Las atenciones especiales también son pocas, pero deberán realizarse estrictamente para conservar su salud. El pequeño galguito, que carece de un espeso manto y grasa en su cuepo, es realmente friolento, por lo que necesita protección tanto de la lluvia como de las bajas temperaturas. Un sweater y un lugar cálido dentro de la casa generalmente solucionan el problema.

Así mismo, algunos de sus juegos y saltos pudieran resultar peligrosos, sobretodo antes de cumplir los 18 meses de edad, por lo que requiere de supervisión para evitar que un buen día se convierta en una visita al veterinario debido a una pata fracturada.

Talvez, este último renglón haga pensar que el Piccolo es muy frágil, pero nadie debe dejarse engañar, ya que la vitalidad del Galgo Italiano es realmente sorprendente; es la raza ideal para quienes gustan de la tipología de los lebreles, pero cuentan con poco espacio, gracias a que sus necesidades de ejercicio son mínimas y su adaptabilidad es alta, tanto, que si se le educa, pueden llegar a orinar y defecar en una caja de arena al igual que los gatos.