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Historia del Greyhound
Algunas teorías afirman que el origen de los sabuesos cazadores por vista, se dió gracias a las migraciones humanas que tuvieron lugar hace miles de años, cuando los pueblos nómadas del norte de Asia se dirigieron hacia lo que actualmente es Medio Oriente. Los perros de las tribus del norte, que fueron tomados del territorio del gran lobo gris, poseían éste mismo color, además de otros como agouti, sable, amarillo, negro y fuego, y totalmente negros con manchas blancas, producto de su domesticación. A diferencia de los lobos, mostraban orejas caídas, con una cola alta y enroscada, que los distinguían de sus parientes salvajes. Este primitivo tipo de “anti-lobo”, como ha sido llamado por algunos autores, tenía una pesada estructura ósea, cabeza redondeada, doble capa de pelo y piel suelta que permitía la fácil acumulación de grasa; características desarrolladas para soportar largas jornadas de trabajo a bajas temperaturas. El lobo del sur añadió al perro del norte una nueva dimensión en su temperamento, incrementando, al mismo tiempo, su velocidad de reacción, pero convirtiéndolo en un animal huidizo y tímido. Por tal razón, los humanos que dependían de estos ávidos cazadores, tuvieron que ingeniar numerosas demostraciones de afecto para que sus perros regresaran después de alejarse durante la cacería. Pero, las demostraciones de afecto y confianza tenían que reforzarse mediante un mayor acercamiento hacia el animal, lo que significaba que los perros de caza debían compartir el espacio humano dentro de las tiendas. Una práctica que se oponía a las normas religiosas musulmanas que los consideraban animales impuros, con los que se debía tener el menor contacto posible; Una creencia originada debido a los problemas sociales y de salud propiciados por los perros de guardia y pastoreo, que vivían en el exterior, reproduciéndose sin control en las inmediaciones de los campamentos. Sin embargo, el utilizar a estos hábiles
animales, era una ventaja difícil de ocultar, pero que
al mismo tiempo contradecía a las tradiciones de la época.
La necesidad llevó a las personas a considerar a los antiguos
lebreles, ya no como perros, sino como semidioses disfrazados
que tenían la misión de asistir al jefe de la tribu
en cacerías rituales o deportivas, dándoles el origen
místico que les aseguraba un lugar de honor debido a la
habilidad para detectar y la rapidez con que En Egipto, 4,000 años atrás, los primeros lebreles también eran utilizados para la caza y como animales de compañía, perros, cuyo nacimiento era equiparable al de un hijo, que eran momificados y representados en las cámaras mortuorias de los personajes de la nobleza. Tutankamon, Amenotep II, Tutmosis III, Hatshepsut, y Cleopatra VII, fueron algunos de los faraones y reinas propietarios de antiguos Lebreles Egipcios.
Las extraordinarias características de
los galgos fueron, durante siglos, bien conocidas en Oriente Medio,
Norte de Africa y el Mediterráneo; extensión que
favoreció la aparición de distintas razas propias
de cada región, desde el Sloughi, el Saluki, y el Afgano,
populares entre los paises árabes, hasta el Borzoi en Rusia,
el Greyhound, Lobero Irlandés y Scottish Deerhound en las
Islas Británicas. El desarrollo del Greyhound comienza con las migraciones
humanas provenientes del este hacia lo que actualmente es Inglaterra,
en donde su presencia data de 3,000 años atrás,
durante el periodo sajón, cuando los jefes de las tribus
se obsequiaban antiguos Greyhounds como regalos de honor; y donde,
alrededor del 200 a. C. fueron adoptados por los pueblos Celtas
que llegaron desde Bélgica.
En este período, el restringir al pueblo la entrada a los terrenos de caza exclusivos para los nobles, eran muy común, y los perros de los plebeyos que llegaban a ser capturados dentro de las áreas reservadas, sufrían mutilaciones en sus dedos con la intención de que no pudieran desempeñar su labor nunca más.
La influencia del Greyhound dentro de la corte inglesa fue tal, que su figura se convirtió en un emblema utilizado comúnmente en las tumbas de los caballeros, como símbolo de sus más altas virtudes y su aristocrático estilo de vida. La primera descripción escrita de la raza, pertenece, curiosamente, al poeta francés Gages de la Buigne, capellán del rey de Francia que en 1356 compuso para su soberano prisionero, la “Divisa del hermoso lebrel”:
Durante el Renacimiento, pintores como Veronese, Pisanello y Desportes, pintaron al Greyhound incrustado en una gran variedad de temas de cacería que iban desde lo sagrado hasta lo secular.
Lord Orford realizó una sola cruza de Greyhound con Bulldog (un perro para toros de mayor estatura que en la actualidad) , y de ahí comenzó con un proceso de cría para depurar las características físicas heredadas, ya que lo importante era obtener el coraje y la tenacidad del perro de pelea; meta que se logró a partir de la cuarta generación. Un siglo después, el Club Nacional de Coursing se forma en el año de 1858, el cual inauguraría el “Greyhound Studbook” en 1882, libro específico de orígenes, propio de las razas consideradas “de trabajo”, que en Inglaterra deben estar separados de los libros del Kennel Club.
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